Este artículo apareció en alemán y en forma abreviada en la edición de diciembre de la revista Contraste.
Las empresas recuperadas en Argentina están en crisis. Por eso se ha creado un comité de solidaridad.
Por Initiative demokratische Arbeitszeitrechnung (IDA)
Desde hace dos años Javier Milei es presidente de Argentina y desde entonces se ha convertido en ídolo de populistas de derecha, fetichistas del mercado y chovinistas. Incluso algunos medios alemanes celebran sus supuestos «éxitos», que para la población significan sobre todo nuevos y profundos recortes. Por supuesto, los gobiernos de derecha y fascistas no son una novedad en Argentina, y sin embargo este gobierno impacta: en un país con fuertes movimientos sociales y sindicatos, esta victoria de un ultraliberal intransigente llegó de manera inesperada. Al mismo tiempo, el neokeynesianismo de los peronistas de izquierda, popular durante años, ya no parece ser una alternativa para muchas personas.
La autogestión como promesa
Cuando se piensa en Argentina, muchas personas piensan primero en la crisis de 2001 y, sobre todo, en la respuesta colectiva más destacada a ella: la recuperación de empresas cerradas por parte de sus trabajadores/as. Que trabajadores/as, en gran número y de forma relativamente espontánea, se hayan apropiado de sus medios de producción y hayan continuado produciendo bajo su propia conducción dejó una fuerte impresión en todo el mundo. En Argentina, como escribió Alix Arnold en 2014, «se añadió una nueva forma de lucha a la caja de herramientas de la clase trabajadora. […] Que sea posible ocupar y poner en funcionamiento empresas, ya nadie lo pondrá en duda».
A diferencia de los clubes de trueque y las monedas locales, que también florecieron en 2001, este movimiento no fue una moda pasajera, sino que se viene sosteniendo desde hace décadas. Como escriben Dario Azzellini y Marcelo Vieta en su obra publicada recientemente sobre la autogestión de los/as trabajadores/as, las empresas recuperadas de Argentina serían «la experiencia de empresas gestionadas por trabajadores/as más desarrollada política, numérica y cada vez más institucionalmente de la región y del mundo en la actualidad». Se trataría de «el primer movimiento de esta magnitud y duración a nivel mundial que ha inspirado otros proyectos de autogestión obrera más allá de las fronteras nacionales». Hoy resultan excepcionales el alcance de las estructuras de democracia directa en estas empresas, de las cuales «dos tercios aplican prácticas salariales igualitarias».
La «Facultad Abierta» de la Universidad de Buenos Aires, que acompaña de cerca al movimiento desde hace 23 años, respalda la importancia del sector con cifras en su informe de este año. Actualmente registra 398 empresas recuperadas por trabajadores/as con 13.812 personas empleadas en casi todas las provincias. Más del 60% de las empresas son industriales, sobre todo de los rubros metalúrgico, alimenticio, textil y gráfico.
En tiempos de crisis económicas y del ascenso de Milei, Trump, AfD y compañía, las empresas recuperadas pueden ser un modelo alternativo y un anticipo de otra economía. Dependen menos de las oscilaciones políticas del Estado y caen con menos facilidad bajo el lápiz rojo o la motosierra que los programas sociales o las formas de economía solidaria financiadas por los gobiernos. «Son quizá la máxima manifestación de lo que el presidente [Milei] más de una vez definió como el “maldito colectivismo”», escribe la «Facultad Abierta» en su informe.
La autogestión en crisis
Pero, por supuesto, nadie se sostiene completamente «sobre sus propias piernas económicas», de manera independiente del capitalismo. Cuando los bancos no otorgan créditos a las cooperativas de trabajadores/as, cuando la política favorece a los grandes consorcios con exenciones impositivas y subsidios, cuando se reprimen las luchas laborales y se designan jueces represivos, se perjudica a las pequeñas y medianas empresas y, en general, la economía se contrae, las empresas en manos de trabajadores/as apenas pueden sobrevivir.
Esto también lo muestra claramente el estudio de la «Facultad Abierta»: muchas de las empresas están sufriendo actualmente una caída de la producción, del empleo e incluso de los salarios. Muchos/as trabajadores/as deben asumir trabajos adicionales fuera del sector autogestionado. Y aunque Argentina atraviesa una crisis económica con cierres de empresas, en la era Milei solo se han recuperado tres nuevas empresas, lo que marca un preocupante piso histórico desde 2001.
Solidaridad internacional
Para apoyar al sector autogestionado en esta situación difícil, se ha conformado ahora un comité internacional de solidaridad, entre cuyos apoyos se encuentran diversos sindicatos de base y organizaciones de distintos países. En Argentina, integrantes de la red «Economía de los/as Trabajadores/as» forman parte de los impulsores, entre ellos Andrés Ruggeri, director de la «Facultad Abierta». Se han sumado la CGT española, la Union syndicale Solidaires (SUD) francesa, así como sindicatos de base de México e Italia. IDA participa activamente en la rama germanoparlante del comité.
Las empresas recuperadas encarnarían «todo lo que Milei y su gobierno atacan: una experiencia colectiva, de gestión comunitaria y solidaria», escribe el comité en su blog. El objetivo es, por lo tanto, apoyar al movimiento «tanto en la difusión de sus problemáticas y en campañas de solidaridad activa para ayudar a la organización en la Argentina como en la circulación de sus productos, como forma de visibilización y de auxilio económico, en distintos países del mundo, llevando el ejemplo del trabajo y la producción sin patrón».
Una de las empresas que en los últimos tiempos fue tomada por la plantilla y que actualmente podría necesitar mucho apoyo es la cooperativa gráfica «Nueva era». Tras la quiebra de la empresa original, de la plantilla solo quedaron siete trabajadores. Tomaron las máquinas de impresión como indemnización y con ellas se trasladaron al edificio de la imprenta Patricios, en La Boca, que ya está bajo control de los/as trabajadores/as desde 2003. Para reiniciar ahora de manera autogestionada la producción de libros, folletos y afiches, necesitan comprar repuestos para piezas dañadas o faltantes, conseguir materiales para la producción y realizar algunas reparaciones necesarias. El objetivo es reincorporar luego a los/as compañeros/as despedidos/as a la cooperativa.
Cómo apoyar mejor a este tipo de empresas y qué podemos aprender en Alemania de estas experiencias es algo que el comité de solidaridad germanoparlante está debatiendo actualmente en encuentros mensuales. Existe un contacto estrecho con el comité internacional. IDA llama a participar activamente en esta iniciativa. El indispensable acervo de experiencias de la autogestión argentina no debe sucumbir ante sus enemigos.
Blog del comité: https://solidaridadautogestion.noblogs.org/de/
IDA: https://arbeitszeitrechnung.org/
Contacto: gruppe_arbeitszeit@riseup.net

